Oración al Doloroso e Inmaculado Corazón de María

"Señor Jesús, quien en el Calvario y en la Sagrada Eucaristía te has descubierto a nosotros como el Dios de Amor y Misericordia, arrodillados humildemente a tus pies, te adoramos y una vez más te pedimos perdón e imploramos Tu piedad Divina. Recordando que por Tu propia ley en el Calvario, la raza humana, representada por Tu amado discípulo Juan, heredó una Madre en la Virgen Dolorosa. Deseamos homenajear los sufrimientos y dolores del corazón de nuestra Madre ofreciéndonos a ella en solemne consagración. Es justo, Oh María, que nuestras almas se esfuercen de ahora en adelante a venerarte con un homenaje especial bajo el título del Tu Doloroso Corazón, un título otorgado por compartir toda la pasión de tu Hijo y así cooperar con la obra de nuestra redención - un título debido a ti en justicia y amor; creemos, al Corazón de Jesús y a Tu propio Corazón, desgarrado por la herida del Suyo.

Nos consagramos por lo tanto, Oh María, a tu Doloroso e Inmaculado Corazón, nuestras familias, nuestro país y aquellos que están luchando por su honor. Ten piedad de nosotros; mira las tribulaciones y las angustias de nuestros corazones en medio del luto y calamidades que atacan a este mundo. Dígnate, Oh Madre de Dios, obtenernos la Misericordia para que, una vez siendo convertidos y purificados por la tristeza y fortalecidos en la fe, de ahora en adelante seamos devotos sirvientes de Jesucristo y de su Iglesia, por cuyo triunfo oramos. Oh Maria Inmaculada, prometemos ser fieles clientes de tu Doloroso Corazón. Te suplicamos que intercedas por nosotros ante Tu hijo, para que, al grito de tu Doloroso e Inmaculado Corazón, Su poder Divino lleve a cabo con rapidez el triunfo del derecho y la justicia.

Sagrado corazón de Jesús, ten piedad de nosotros.

Doloroso e Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros y sálvanos.”

Oración compuesta por Berthe Petit durante la I Guerra Mundial.
Promovido por su Eminencia el Cardenal Bourne y su Eminencia el Cardenal Mercier.
Acreditado por los Cardenales para poner fin a la guerra y conceder numerosas gracias a la humanidad.